El autor de la frase es nada menos que Francisco "Pancho" Varallo, el único sobreviviente del primer Mundial, en 1930. El ex delantero argentino, de 100 años, recordó los mejores momentos
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Crédito Foto: www.bocajuniors.com.ar
"Pasaron 80 años y todavía no me recuperé de aquella final perdida... Es la frustración más grande de mi carrera". La confesión es de Francisco "Pancho" Varallo, un hombre que ya vivió 100 años, una verdadera leyenda viviente del fútbol.
"Había una rivalidad de antes", siguió el ex delantero de Boca en referencia al partido contra Uruguay que definió el Mundial de 1930. Torneo del cual, por cierto, es el único sobreviviente.
"Ya habían mostrado lo competitivos que eran en los Juegos de 1924 y 1928. Nos ganaron bien, aunque influyó que nos lesionamos tres y entonces no había cambios. El primer tiempo lo terminamos con 2-1 a favor, pero luego perdimos por 4-2. El último nos lo marcó Castro, un 9 al que le faltaba un brazo. Lo había perdido de joven, cosa de una motosierra...", describió.
En una entrevista con el diario El País, "El Cañoncito" igual reivindicó a aquella selección:"Pese a la derrota, creo que fuimos los mejores del Mundial, pero se notó que no jugábamos en casa. Desde el primer partido, contra Francia, el público uruguayo nos insultaba, nos tiraba de todo... Terrible".
"Cuando nos encontramos con Uruguay, ante 90.000 personas, la presión aumentó y, encima, nos arrearon a patadas. Eso fue después de que, por sorteo, se jugara con nuestra pelota y no con la de Uruguay, otra de esas cosas que demuestran lo que han cambiado los tiempos", añadió.
Y también hubo lugar para más anécdotas: "Contra México, en la fase de grupos, perdimos a Ferreira porque tenía un examen de la universidad... Les ganamos por 6-3 con dos goles míos".
Varallo también habló de los cambios que se produjeron en el fútbol desde aquellos años:"En mi época te entrenabas tres veces a la semana, aunque yo lo hacía en muchas ocasiones solo. Todo era distinto, no digo ni mejor ni peor. Por ejemplo, me compré un coche porque me lo pude permitir cuando fiché por Boca. Antes no me era posible".
"Otros de los cambios que me llaman la atención", prosiguió, "son los relacionados con la comida. ¡En 1930 no había nutricionistas ni nada de eso! En aquel Mundial llevamos una dieta típica argentina: carne y más carne".
Y completó: "Antes de jugar, pedía doble ración. Me ayudaba a meter goles. Pero con una condición: Guillermo Stábile nos dijo que nada de sandwiches de salami. Entonces no se comía pasta como ahora, pero nos cuidábamos bien. Un síntoma es que, a mis años, no me puedo quejar de la dentadura, aunque entiendo que quizás la diferencia fundamental en los 80 años que han transcurrido pasan por lo físico".
De todos modos, Varallo, el máximo goleador de la historia de Boca hasta la aparición de Martín Palermo, concluyó en que "podrás cambiar los materiales, las reglas; aplicar unas tecnologías impensables entonces, pero nunca podrás cambiar el espíritu del fútbol".
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